miércoles, 25 de diciembre de 2013

¡Le gusto!

¡Le gusto! ¡Dios! ¡Le gusto! No puedo dejar de sonreír. Ahora mismo estoy frente a ella y me mira con esos ojos verdes aceitunados con su cara nerviosa. Que linda imagen verla así, y lo mejor es por mí. La tomo de la mano y ella me sigue, sin preguntar por qué sus pies solo se mueven al ritmo de los míos. Me detengo y la abrazo lo más fuerte que puedo y ella también me devuelve el abrazo con la misma fuerza. Y quiero quedarme así, para siempre abrazada a ella. Teniéndola entre mis brazos, porque así todo es perfecto.

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