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El escritor: “Sal Burth Jr.”.
Después de leer su libro, tuve sed de más, busqué entre todos los libros de la gran biblioteca otro libro del mismo autor, encontré 3 más, los terminé, fue ahí cuando me di cuenta de que me enamoré de su manera de escribir, de su manera de mirar la vida, y de explicar hasta el más mínimo detalle. No sabía nada más de él solo que su nombre es “Sal Burth Jr.” y los libros de él que había leído: “Verla desaparecer”, “Más que una vida”, “Intentando vivir” y el que más me llego fue: “Sólo quería enamorarte”. Busqué más libros de él pero tristemente en la biblioteca no tenían más, fui a mi casa y en el camino encontré otra biblioteca entré y me atendió un joven que sólo me ha de pasar de edad por 2 o 3 años, al menos eso es lo que se ve… le pregunte por algún libro de “Sal Burth Jr.” y dijo que fui al lugar correcto, esboce una sonrisa y lo seguí, me llevo a una sala donde siquiera habían como 10 libros más de él, me dijo: Usted tiene un muy buen gusto en libros. Me sonrojé no pude evitarlo, él era atractivo, y alagaba mi gusto en lectura.
-Gracias, ¿Cuánto cuesta este libro?
-Un café…
-Ah… ¿Perdón?
-¿Le gustaría tomar un café conmigo?
-Ah… es que…
No me dejó terminar y dijo:
-Tranquila, no soy un acosador ni nada de eso, ¿Entonces?… podemos hacerlo aquí si desea, hago un muy buen café…
Lo único que hice fue reír y él me soltó una sonrisa que me inspiró confianza.
- Está bien ¿A la misma hora?...
-Para mí está bien… -Dijo con una sonrisa-
-Bueno, dígame ¿Cuánto cuesta el libro?
-Ya se lo dije, ahora que accedió a tomar el café, es gratis… Llévelo no hay ningún problema…
-Bueno… gracias…
Salí del lugar y me sentí rara, era algo, no sé, fue un gesto lindo que me diera el libro. Pero ¿Será que le aparezco atractiva? Bueno… si no fuese así no me habría invitado un café, o tal vez es porque quiere hablar del autor del libro que le pedí, total fuese cual fuese el final de su invitación me siento satisfecha con ambas. Sólo pienso hace cuanto que no tomo un café con alguien, estoy contenta. Al siguiente día fui a la biblioteca del chico, ahora que lo pienso aún no sé su nombre, no me lo dijo… no importa hoy lo sabré todo.
-Hola… -Digo con voz tímida
-Hola… ¿Cómo estás? Que bueno que ya llegaste.
Sólo conseguí sonreír, me puse algo nerviosa… ¿Por qué? Si ni siquiera conozco a éste hombre. Él preparó el café, nos sentamos a beberlo mientras hablábamos del libro que había llevado ayer, él es realmente… no sé, tiene una mirada que simplemente hace que sólo quiera acercarme para verla más de cerca y su manera de hablar y de explicarse es realmente buena, creo que hasta ahora no me ha dicho algo que no entienda… se sabe explicar bien y también es detallado… creo que me he enamorado de su manera de hablar… es tan propio. Los días transcurrieron con lo que cualquiera llamaría “Monotonía” pero para mí es más que eso. Ir a la biblioteca es como mi escape del estrés del trabajo, él me hace ver la vida de otra manera y eso sólo hace que me fije más en él, en algo más que un amigo. Hasta que un día discutimos… ese día cambió todo. Él dijo una total tontería luego de ya haber conversado un buen rato.
-Debo decirte algo, Daniela… -Dijo con voz algo nerviosa…
-Claro -Dije mientras tomaba un sorbo de mi café
-Yo… yo soy Sal Burth Jr.
Cuando me dijo eso quedé indignada, me puse realmente molesta, la bibliotecaria me dijo que él ya había muerto, me sentí tan tonta, en que otras cosas me habrá mentido.
-¿Qué? Sabes qué, me largo.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Tú sabes por qué ¿Cómo me vas a decir eso? Y sólo para quedar bien… adiós. –Dije mientras me iba furiosa.
´
Él me siguió y me dijo: Por favor créeme… ¡No te vayas! ¡Vuelve, no puedo dejar la biblioteca sola…! Pero no presté atención y seguí mi camino.
Es uno de tantos imbéciles… raro fue cuando me dijo que su nombre era “Sal” pero se pasa… que le vaya a mentir a otra chica de esa manera. Luego de 2 días investigué la vida de Sal Burth Jr. Sólo para saber realmente como era… para mi desgracia era él… “Sal, el bibliotecario” lo juzgue mal… lo que me dijo la bibliotecaria era mentira él no ha muerto… me sentí una idiota… recuerdo su cara al irme fue una cara de angustia y decepción. Ahora estoy parada frente a su biblioteca algo nerviosa buscando que me perdone… Entro lentamente y lo veo de espaldas sentado escribiendo en una computadora tal vez está haciendo otro libro de esos que tanto me gustan… Él se levantó de su asiento y se dirigió hacia mí, con cada paso que daba sentí que se me iba el aliento… no lo voy a negarlo una lagrima rodó por mi rostro, tal vez es la incertidumbre de no saber qué me dirá cuando esté frente a mí, me seco la mejilla con mi dedo índice y lo único que consigo es acercarme más a él, lo tomé de la cara y puse su nariz junto a la mía, lo besé… sentí un alivio porque sé que era algo que quería hacer desde hace tiempo. Desde ese momento fuimos inseparables… así es… me enamoré de un escritor así también como de sus libros… y la mejor parte es que él también se enamoró de mí.
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