martes, 1 de octubre de 2013

Esa, su mirada.

Cuando levante la cabeza después de haber terminado la tarea que el maestro Charlie nos mandó a hacer, vi que me estaba viendo... no era una mirada cualquiera... no me miraba por casualidad, me paralicé y él aún me miraba, con esos ojos con los que miras a un bebé recién nacido, con ternura, con la misma mirada que le lanzas a la persona que amas, esa mirada en la que no pestañeas por temor a que esa persona desaparezca en esa fracción de segundo. Y no aparté mis ojos de él, esa... su mirada inesperada, esa fue la que me enamoró. -Azulejo.

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