Adiós a la rutina.

Casi pensaba que sería un día como cualquiera, como si la rutina no cambiara nunca. Caminaba por el pasillo 2 y ya había leído unas tres veces el cartel en la parte superior que decía: Lácteos. "Lo de siempre"- me dije, pero se podía escuchar un suave e inusual sonido de algo chocando contra los vasos de vidrio del pasillo siguiente. "Bueno, no pierdo nada con  saber qué es."-Pensé, y que bueno que lo pensé. Moví mis cansados pies sobre el piso recién trapeado, y ahí estaba la causa del suave sonido, eran unas cuantas uñas sobre unos horribles vasos de colores, contextura delgada, tez blanca, ondas suaves en el cabello y uñas pintadas de mi color favorito, lo único en que me pude fijar..., me volteé y regrese a los lácteos. Ya después de revisar tres pasillos más, encuentro en el cuarto a la delgada señorita y sin querer me robó una sonrisa ver lo bonita que es su nariz. Sigo mi curso directo a la caja, no es novedad que todas estén ocupadas, busco entre todas la que esté a punto de desocuparse y recuerdo con desgana que no le  he comprado un regalo a mi mamá, ni siquiera sé qué le gusta pero estoy seguro de que si no le compro algo ahora, no lo haré nunca y estoy a pocos días de su cumpleaños, no quiero que piense que la he olvidado solo porque ya no la visito como antes..., voy con cierta vergüenza hacia el área de cosméticos y frente a mí está la chica de la nariz bonita,  por fin puedo ver su rostro completo, ojos grandes y claros, y una fina boca con un tono carmín. Y se le estaban cayendo las cosas que llevaba en las manos, y como un impulso, sin darme cuenta fui hacia ella y la ayude, "Gracias..."-Dijo con una sonrisa tímida. Ya no hay más carretas.-Continuó- por eso debo llevar todo esto encima. -Estoy por irme, si quieres te doy la mía...-Ni siquiera sé por qué dije eso, si no quería irme. -Muchas gracias..., de ve..., no la dejé terminar y agregué: -Pero debes hacerme un favor... -Claro, dime. -Debes ayudarme a escoger un regalo para mi mamá, en pocos días es su cumpleaños y no tengo idea de qué darle, luego de eso la carreta es toda tuya. -Claro, no hay problema. -Dijo con una sonrisa...