lunes, 14 de julio de 2014

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Llevo la cabeza gacha como cada día, entretenida entre las páginas del libro que estoy leyendo, pero no lo suficiente cómo para no sentirlo llegar, veo sus pies moverse hacia a mí, increíblemente aún consigue ponerme nerviosa. Escucho sus pasos porque no se molesta en levantar un poco mas los pies del pavimento, alzo la vista y ahí está, siempre con una sonrisa sin importar el color de las nubes y su estado de ánimo, solo para alegrar parte de mi día.

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