miércoles, 30 de abril de 2014

Riéndonos a causa de nuestros nervios...

Está decisión me llevo meses tomarla, pero por fin lo haré, en medio del receso me dirijo hacia él, y empiezo: Bueno Jonathan..., eres mi mejor, y estaba pensando en que..., bueno tú sabes...-Me mira con curiosidad en busca de lo que quiero decirle, pero como sé que no entendió me detengo. Es que quería saber, si te ibas a comer eso. -Le digo con una sonrisa. Me mira sin entender nada y me dice: no, y me pasa su tazón con uvas. Es obvio que no te tiene idea de lo que pasa y al parecer yo tampoco, porque acabo de pedirle que me diera algo que el ama comer y yo detesto. Me alejo con el tazón mientras finjo comer las uvas. Voy al baño y me mojo la cara. Jamás volveré a hacer eso. -Me digo con seguridad. Al día siguiente voy hacia el colegio procurando evitar a toda costa que Jonathan me vea, aunque me es difícil porque tenemos algunas clases juntas, él quiere hablarme pero finjo no oírlo o estar ocupada. Para el final de día estoy exhausta, me siento en la cafetería antes de irme y se sienta a mi lado. Quisiera huir, pero en vez de eso me quedo echada en el banco sobre el que estoy, estoy agotada. Lo miro de reojo y por alguna razón está hecho un tomate de lo rojo que está. Miranda...-Empieza a hablar. Desearía haber huido cuando pude, ahora me dirá que lo siente, y ese discurso tonto que ya conozco porque a mí, también me ha tocado darlo. Antes de que siga lo paro: Mira Jonathan yo sé en lo que piensas..., en realidad yo...-Ni siquiera sé qué decirle- Mira cuando te dije que -Y me detiene para seguir él- Miranda, sí. -Me dice sonriendo y con cara tímida. ¿Sí qué? -Le suelto- Si quiero ser tu novio..., me gustas.-Me dice y mis ojos se abren como platos y puedo sentir como se ruborizan mis mejillas. Miro hacia el suelo y siento su mano en mi barbilla, me levanta la cabeza y se acerca para darme un beso. Siento sus labios sobre los míos y siento cosas que jamás había sentido, esbozo una sonrisa y en también, al final del beso nos veo a ambos riéndonos a causa de nuestros nervios. Después me abraza y me dice: Gracias por haber dado el primer pazo, a veces suelo ser muy débil y tonto.-Me alegra haberlo hecho, Le contesto.

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